Con buen pié.

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Y nunca mejor dicho, es ahora, en el momento de la andadura, cuando miro mis pies y ambos chirrían de sequedad. Tanto castigo estival, tanto sol, paseos a más o menos diez centímetros de altura y algún que otro proceso de dejadez por mi parte, han creado en mí la necesidad de embadurnar y atosigar cada uno de mis sólidos cimientos con cualesquiera que sea la urea que pueda encontrar más a mano.
Dicho de otra forma, ¿cómo emprender un camino si mis compañeros de viaje lamentan su estado? Cuídalos con urea, ¿has probado CREMA REGENERADORA DE GRIETAS (de piés, no del alma) Deliplús? Mejor por 1.90 €, unas buenas manos y un buen reposo para el descanso.



No es otro el propósito, mi propósito, que el de poder encontrar esas pequeñas cosas que nos engradecen la vida (y los ojos, los labios, el pelo...) sin empequeñecer por ello nuestro bolsillo, al menos, sin morir en el intento y mejorando con satisfacción nuestras ganas de brillar en el espejo, nuestras ganas de ser nosotr@s mism@s.
¿Nos ayudaremos para ello de Amancios, clones y trapos? Por supuesto.

Ahora sí, ya está hecho el camino.